Discurso del delegado del Gobierno, Antón Louro, en la festividad del Cuerpo Nacional de Policía

04/10/2010

A Coruña, 4 de octubre de 2010. Este espléndido escenario nos sirve de nuevo este año para celebrar la festividad del Cuerpo Nacional de Policía. Una efeméride que reúne a mandos policiales, agentes, instituciones, familias y amigos en una jornada festiva. Una fiesta, como ya he dicho, en la que distinguimos con las cruces y medallas a miembros del Cuerpo Nacional de Policía y a personas y organismos que se hayan distinguido este año en su actividad profesional así como por el apoyo y colaboración que han brindado a la Policía Nacional en Galicia. A ellos, en primer lugar, quiero darles mi felicitación más calurosa.


En este acto, además, como es tradición y obligación, hemos tenido un emocionado recuerdo para aquellos miembros de la policía y, en general, de los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad, que han dado su máximo don, el de la vida, en el ejercicio de su responsabilidad. Este año con un especial dedicación a los miembros de la Guardia Civil fallecidos en acto de servicio en diferentes escenarios, aquí en A Cañiza y en Afganistán, siempre en la lucha por las libertades constitucionales.


Pero, por encima de todo, la festividad que hoy nos ocupa nos sirve para recordar lo que significa el Cuerpo Nacional de Policía, para ver si nuestros resultados operativos responden a los mandatos que lo vieron nacer y, en último lugar, reflexionar sobre el futuro que nos aguarda, los retos que definen la actividad de la policía en el presente y en el futuro próximo de España.
Al hablar del pasado, quisiera traer a este foro una efeméride sin la cual hoy no existiría el Cuerpo Nacional de Policía de España. Hace 200 años se constituyeron en San Fernando las primeras Cortes Generales, que dieron cuerpo a la primera Constitución Española.

En aquella Constitución, que consagraba la división de poderes y los derechos y deberes de los ciudadanos de España, se creaba la Milicia Nacional, origen de los cuerpos policiales civiles de nuestro país. Desde este pasado remoto, la Policía Nacional ha evolucionado hasta lo que hoy es, una de las instituciones más valoradas por los españoles y protagonista fundamental del presente y del futuro de España y de su sociedad. Tenéis uno de los papeles más relevantes y difíciles en la democracia: proteger a los ciudadanos y garantizar el libre ejercicio de derechos y libertades.


Hoy, sin los 70.000 policías españoles, 3.000 en Galicia, los ciudadanos no podrían sentirse seguros en una sociedad plural, democrática y libre. La percepción que tenemos sobre nuestra seguridad en la población es buena y, a pesar de los augurios de la crisis económica y sus previsibles efectos sobre la delincuencia, esa circunstancia no se ha producido. Los últimos datos aportados por el Ministerio del Interior son claros. Desciende la delincuencia y aumentan los esclarecimientos de delitos y las detenciones.
Porque, señoras y señores, quienes deben sentirse preocupados son los delincuentes. Año a año, mes a mes, los índices de resolución de delitos aumentan y los delincuentes pagan de forma más dura sus actos penales.


La próxima entrada en vigor de la modificación del Código Penal en diciembre nos permitirá mejorar la lucha contra delitos tan infames como el terrorismo, la trata de seres humanos, los delitos sexuales y la corrupción. Y, por otro lado, permitirán dar una mayor protección a las víctimas de esos actos, otorgando más y mejores herramientas a los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad y a la judicatura, aquí representada, para responder a los retos de la delincuencia moderna.


Porque estamos en una época de cambios vertiginosos, de eliminación de fronteras, y de aumento de la población urbana,… que nos obligan a adaptar las capacidades operativas de las instituciones y de sus cuerpos de seguridad.
No quiero dejar de recordar que Galicia es, hoy por hoy, una de las regiones más seguras de España y ello es, en gran medida, resultado de la buena acción de los profesionales del Cuerpo Nacional de Policía.

En este año estamos dando muestras de la capacidad de respuesta de los servicios policiales y hoy es un día para celebrar los buenos resultados operativos. Estoy hablando de importantes dispositivos que se han desplegado para atender las cumbres de ministros de la Unión Europea en A Coruña y en Vigo. Y estoy hablando del Plan de Seguridad del Xacobeo, que está garantizando la seguridad de los millones de visitantes que acuden este año a Galicia y, en especial, a la ciudad de Santiago de Compostela.
Un operativo cuyo punto álgido se producirá el próximo mes de noviembre, con la visita del Papa a Galicia. Estoy seguro de que la misma profesionalidad que despliegan día a día todos los miembros de este cuerpo servirá para que este acontecimiento mundial se desarrolle sin ningún incidente.


No quiero extenderme mucho más. Permítanme que, antes de acabar, reitere en este foro el compromiso de este Gobierno con los Cuerpos y Fuerzas de Seguridad.
A pesar de las restricciones, restricciones coherentes que se extienden al resto de administraciones españolas, las políticas de seguridad mantienen e incluso aumentan sus niveles de inversión y gasto. Esta realidad fácilmente constatable responde a la prioridad dada por el Gobierno de España a las políticas de seguridad pública, a la seguridad de todos los españoles.


Modernizar la policía, con mejores herramientas y medios como los grupos especiales que se incorporaron a la Jefatura Superior de Galicia este año, mejorar el diálogo con las administraciones, con las víctimas,…en definitiva conseguir una lucha contra la delincuencia más eficaz y mejor valorada. Es un objetivo que preocupa en nuestro día a día y en el que, afortunadamente para todos, estamos obteniendo buenos resultados.
Pero, por encima de todas estas reflexiones, hoy es un día de fiesta para la gran familia de la Policía en Galicia. Un día en el que, sobre todo, nos debemos sentir afortunados de contar con tales servidores públicos en la sociedad española.