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La Guardia Civil investiga a una persona por realizar prácticas relacionadas con la medicina sin ningún tipo de cualificación profesional
13/02/2019
La Guardia Civil de Navarra ha desarticulado en una localidad de la Ribera un local clandestino donde se realizaban prácticas médicas sin ningún tipo de cualificación profesional, además de la venta de productos cosméticos que no pasaban control sanitario alguno.
OPERACIÓN GAZTETU
La investigación se enmarca en un operativo policial de nivel internacional denominado “PANGEA XI” en el que participa Guardia Civil, con la realización de inspecciones para evitar el tráfico ilícito de medicamentos, dispositivos médicos y productos sanitarios falsificados o no autorizados, todo ello encaminado a concienciar a la ciudadanía sobre los peligros que implica la compra de medicamentos y/o el consumo de fármacos sin asesoramiento médico adecuado.
La cooperación entre la Guardia Civil y el Departamento de Salud del Gobierno de Navarra, Sección de Inspección Farmacéutica, permitió tener conocimiento de unos hechos que podían ser ilegales, relativos al suministro de cremas sin etiquetar que podrían contener corticoides.
Asimismo, las citadas cremas no habrían pasado los controles sanitarios preceptivos ni estarían autorizadas como medicamentos, a pesar de que los productos que contengan esta sustancia están sujetos a prescripción médica, siendo necesaria una receta médica para su adquisición.
Según avanzaba la investigación, asumida por la Policía Judicial de la Guardia Civil, se supo que estas cremas eran distribuidas desde una localidad de la Ribera Navarra.
Por parte del SEPRONA de la Guardia Civil de Navarra se comprobó la veracidad de los hechos, realizándose un Acta de Inspección administrativa, localizando en un frigorífico botes de vidrio conteniendo cremas de colores blanco o amarillo, sin etiquetar, además de una serie de plantas y utensilios utilizados para la elaboración de las cremas, los cuales han sido remitidos a la Agencia Española del Medicamento para su análisis.
Mientras se llevaba a cabo la inspección, se personaron en el lugar varias personas con la intención de ser atendidas en “consulta” por el supuesto médico, lo que despertó sospechas de que se pudieran estar cometiendo varias infracciones penales en el lugar.
Entrada y Registro Domiciliario
Las investigaciones derivaron en la realización de un registro domiciliario en el que se intervinieron decenas de botes similares a los anteriores, así como numerosa documentación y efectos necesarios para la elaboración de las cremas (recipientes de medición, botes de vidrio vacíos, básculas, bombas de succión, diversos sprays, germen de trigo…).
Tras el estudio de la documentación y de los efectos intervenidos se ha podido determinar que el autor ejercía la medicina alternativa a través de dos acciones reservadas en exclusiva a los médicos colegiados, siendo estas el diagnóstico de enfermedades y su posterior tratamiento, careciendo de cualquier titulación profesional.
Especialmente preocupante era el tratamiento que procuraba a personas con afecciones como epilepsias o esterilidad femenina, haciéndoles creer que con sus remedios podrían tener un resultado satisfactorio.
Cabe reseñar que durante la entrada y registro, se observó a varias personas (“pacientes”), con los pies sumergidos en cubetas con un líquido, las cuales manifestaron que estaban siendo tratados médicamente, y que el cubo sólo contenía agua. Tras la inmersión en el líquido y dependiendo del color que se tornara el agua correspondería a un área del cuerpo afectada (en ese caso color ocre, que indicaría un tratamiento de desintoxicación de articulaciones).
Durante esta parte de la investigación se apreció como se pretendía dar una mayor credibilidad, dándole un aspecto pseudo legal a su actividad, pasando consulta como médico alternativo, utilizando para ello un fonendoscopio, un aparato de medición de tensión arterial o diversos pósteres sobre anatomía humana.
Por todo ello, se ha procedido a imputar en calidad de investigado a un varón como presunto autor de un delito de intrusismo, ya que el ejercicio de la medicina queda reservada en exclusiva a los titulados profesionales, y otro delito contra la salud pública, por elaborar y distribuir cremas que contienen corticoides, sin ningún control sanitario.