Andorra luce ya su Ermita restaurada con fondos del Plan Especial de Teruel

04/09/2010

. La subdelegada del Gobierno en Teruel, María Victoria Álvarez, ha asistido esta mañana a la inauguración de la ermita Ntra. Sra. del Pilar de Andorra. En el acto, organizado por las autoridades eclesiásticas, han estado también presentes el arzobispo de Zaragoza, monseñor Ureña, el alcalde de la localidad, Luis Angel Romero, el presidente de la comarca de Andorra-Sierra de Arcos, Angel Calzada, y la diputada Yolanda Casaus. La restauración, incluída en el Plan Especial de Teruel, ha sido financiada por el Instituto del Patrimonio Cultural de España que ha invertido en los trabajos124.700 euros.

Las tareas de restauración han afectado prácticamente a todo el conjunto del templo. De este modo, se ha reformado el presbiterio, recuperado las cubiertas, restaurado las claves de las bóvedas, consolidado los muros y mejorado la instalación eléctrica, entre otras actuaciones.

Los trabajos finalizados, correspondientes a la última fase de intervención del IPCE en la ermita, han permitido la restauración del resto de las bóvedas y la colocación de las claves restauradas, la reconstrucción de las ménsulas de arranque de los nervios en la bóveda de los pies y la restauración de ménsulas y nervaduras, tanto de la nave central como de la lateral. En el exterior, se ha completado la sustitución de la sillería erosionada, finalizándose la restauración de cornisas y nervios de óculos y ventanas. En la cubierta de la nave lateral se ha sustituido la teja de hormigón por teja árabe y se ha limpiado la piedra perteneciente a la fachada lateral.

Gótico del Bajo Aragón

Iniciada la construcción de la ermita a finales del siglo XII, en estilo románico, sucesivas obras realizadas en el interior de la misma,–principalmente en los siglos XIV y XVI-, permiten catalogar el inmueble como uno de los exponentes más relevantes del Gótico del Bajo Aragón.

El templo consta de una sola nave de planta rectangular, con ábside cuadrado y cubierta de madera a la que se añadieron en el siglo XIV, después de un incendio que hizo necesaria su reconstrucción, cuatro arcos fajones apuntados que sostienen bóvedas de crucería sencilla, con nervios entrecruzados. El coro, situado a los pies de la nave, se cubre también con este tipo de bóveda. Además se añadieron las capillas laterales, entre contrafuertes, con molduras trilobuladas de tracería gótica. Testigos de excepción de las sucesivas reformas experimentadas por el templo son los escudos heráldicos que lo decoran, entre los que destaca el del rey Juan I de Aragón, hermanastro de Fernando el Católico.