DÍA INTERNACIONAL DE LA MUJER 2011

08/03/2011

 

En esta celebración del Día Internacional de la Mujer, que este año tiene la significación especial del centenario,  como delegado del Gobierno en Melilla y en nombre del ejecutivo al que represento, quiero unir mi voz a las de todos los ciudadanos y ciudadanas para reivindicar el valor objetivo de la igualdad entre mujeres y hombres y promoverlo entre toda la ciudadanía.
La conquista de la igualdad, la toma de conciencia de la dignidad de cada persona –independientemente de su género- como sujeto de derechos inalienables, la lucha de las mujeres para reivindicar su plena condición de ciudadanas ha sido continua, ardua y abundante en episodios de sufrimiento, abnegación y  sacrificio. Una lucha en la que es evidente que se han logrado enormes y legítimas conquistas en los últimos cien años, pero en la que aún nos queda mucho por conseguir.
            En 1978 nuestra Constitución reconoció la igualdad de mujeres y hombres ante la ley. A partir de entonces se ha ido avanzando en un camino que no sólo implicaba realizar las reformas normativas necesarias para hacer efectiva la plena equiparación, sino una tarea titánica de desmontar prejuicios, mitos y costumbres machistas.
            Hoy, podemos decir con cierta satisfacción que se ha logrado a nivel jurídico la plena equiparación entre mujeres y hombres. Pero no basta, son necesarias también medidas positivas y progresistas que reinterpreten desde un punto de vista femenino la sociedad.
Este ha sido uno de los principales empeños del  Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero a lo largo de sus dos legislaturas. En este periodo se ha retomado la tarea que se ya inició en anteriores gobiernos socialistas, estableciendo el marco normativo, dotando a los ciudadanos de los instrumentos necesarios y educando a toda la sociedad para alcanzar la igualdad plena que tanto anhelamos.
Algunos de los avances más significativos, fruto del compromiso del Gobierno de España con la igualdad han sido la Ley Orgánica para la Igualdad Efectiva de Mujeres y Hombres, la Ley Orgánica de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, la Ley de Promoción de la Autonomía Personal y Atención a las personas en situación de dependencia y la ley de salud sexual y reproductiva e interrupción voluntaria del embarazo,  el desarrollo de los Planes de Igualdad en las empresas, el Programa de Microcréditos y el Programa de Apoyo Empresarial a las Mujeres y  el Plan Integral de Lucha contra la Trata de Seres Humanos con Fines de Explotación Sexual. Todas ellas medidas  cuyo objetivo es que las mujeres accedan en igualdad de oportunidades a todos los ámbitos de la sociedad y sobre todo al empleo con igualdad de salarios y de oportunidades de promoción laboral; lograr un reparto más igualitario de las tareas familiares; luchar desde todos los niveles contra la lacra social de la violencia machista; y garantizar la calidad de vida, el respeto a la dignidad, la libertad de decisión y la presencia de las mujeres en los procesos de toma de decisión de nuestra sociedad.
Hemos avanzando mucho, de eso no hay duda. Pero queda mucho camino por recorrer para alcanzar la meta del paralelismo de géneros a nivel práctico y cotidiano en los ámbitos familiar y laboral.
Concienciarnos sobre ello es el gran paso que hay que dar. Una labor que debe ir acompañada de medidas reales que respalden esta actuación: Igual trabajo igual sueldo, formación adecuada, medidas de protección de la mujer ante la violencia de género y que garanticen también la igualdad de oportunidades y el fomento de la participación social y política de las mismas.

Tengo la creencia firme que llegará un momento, no muy lejano, en el que el Día Internacional de la Mujer será una celebración festiva, y no de reivindicación, porque ya no habrá nada que reivindicar, porque habremos llegado a la meta de la plena igualdad de géneros. Hasta entonces, seguiremos luchando juntos las mujeres y los hombres que estamos convencidos de que somos iguales en derechos, deberes y capacidades; de que nadie está por encima de nadie. Hasta que llegue ese día, la consecución de la igualdad real y efectiva siempre estará en la agenda de cualquier gobierno socialista.